Inmunidad frente a la crítica
Seamos realistas. Los traductores recibimos muchas críticas. Cuando no es un cliente que quiere un trabajo terminado para antes de ayer, son las críticas por no haber sabido realizar con éxito la traducción de un texto original escaneado ininteligible. No importa los conocimientos que tengamos. No importa las habilidades que tengamos. No importa el esfuerzo que dediquemos. Debemos saber afrontar correctamente los comentarios agresivos y las críticas, fundadas o no, de nuestros clientes. Inmunizarse frente a las críticas ayuda también a superar esos momentos en los que uno mismo, o nuestro gestor de proyectos, si trabajamos en plantilla, o el cliente, si somos trabajadores autónomos, pone en duda nuestras habilidades. ¿¡No querrás terminar el día pensando en que has fracasado en todo lo que has hecho sólo porque alguien la tenía tomada contigo ese día!? Escucha y analiza la crítica y «busca soluciones», pero no permitas que te afecte emocionalmente.
Perseverancia
Si algo caracteriza la industria de la lengua es su entropía. Cada día se plantean nuevos problemas. Sin la capacidad de lidiar con un problema durante largos períodos esta industria puede suponer un desafío superior al que podamos resistir. Los honorarios profesionales (apodadas negativamente como«tarifas») siempre serán un problema. Los clientes finales nunca entenderán la complejidad del proceso traductivo. Si no tienes un carácter perseverante mejor salirse a tiempo del sector que acabar cada día hecho polvo.
Juventud
Me gustaría pensar que la traducción es un campo no discriminatorio por razón de la edad, pero la realidad es que es más adecuado para profesionales jóvenes. Una de las muchas razones son los horarios. La traducción muchas veces requiere más horas (o, más bien, deshoras…) que las habituales de oficina. Estas horas se acumulan y solo los trabajadores más jóvenes son capaces de aguantar el tipo con esos horarios, semana tras semana. ¿La buena noticia? Los traductores menos jóvenes, entiéndase los traductosaurios como un servidor, contamos también con mayor experiencia en la rentabilización del tiempo y estamos más habituados a decir no a exigencias desmesuradas.
Paciencia
Algunos clientes pueden llegar a ser muy frustrantes. Si se tiene poca paciencia, o ninguna, nos sacarán rápidamente de nuestras casillas. Sin paciencia, no se tiene futuro en el mundo de la traducción. Pero no sólo con las personas. Las herramientas, que supuestamente deberían ayudarnos en nuestra labor traductiva, habrá días en que se confabularán en nuestra contra y también pondrán a prueba nuestra paciencia. Cuando se produce un problema persistente de esta naturaleza nos entrarán ganas de arrearle un puñetazo a la pantalla. De verdad, sucede. Pero con la paciencia necesaria podremos salvar nuestra pantalla y también nuestra cordura.
Conocimientos
Esta es una verdad de Pedro Gulló, pero hay que mencionarla. Con excesiva frecuencia vemos personas que se introducen en el campo de la traducción porque finalizaron una carrera universitaria. No obstante, estas personas se percatan rápidamente de que su asistencia a clase apenas les ha preparado para manejar la interfaz gráfica de una herramienta de traducción asistida. En el mundo real surgen problemas que requieren numerosos conocimientos. Los conocimientos necesarios para trabajar en el campo de la traducción no se limitan a un bagaje teórico sobre el arte de traducir. Cuando somos considerados como traductores profesionales, se nos formularán preguntas de toda índole relacionadas con nuestro trabajo. Y, si no se tienen las respuestas adecuadas, estaremos por debajo de la línea de flotación de los que sí disponen (en el momento adecuado y para la persona adecuada) de dichas respuestas.
Capacidad de improvisación
No solo en la traducción es necesario saber cómo improvisar . Debemos admitir que, a veces, tendremos que convencer a alguien de que sabemos exactamente qué estamos haciendo, aunque no tengamos ni la más puñetera remota idea. Existen situaciones en las que tendremos que improvisar. Situaciones en las que las soluciones prescritas o habituales simplemente no funcionarán. Cuando esto sucede, la única salida es buscar y encontrar una solución por nuestra cuenta.
Sentido de las relaciones públicas
Cuando se es traductor, uno debe ser su propia empresa de marketing. La mayoría de los traductores individuales no disponemos de un presupuesto suficiente para externalizar el trabajo de comercialización, por lo que terminamos haciéndolo todo nosotros mismos. Eso significa realizar un trabajo de socialización (networking), la construcción de un sitio web, la redacción y presentación de la oferta de servicios y mucho más. Si no lo hacemos, nuestro negocio no prosperará o, al menos, no lo hará en la medida necesaria. Al entrar en un negocio por nuestra cuenta, es necesario conocer las mejores vías de comercialización del sector. Es necesario tener la motivación y las habilidades para gestionar adecuadamente las relaciones públicas empresariales. Y, aunque el de boca a oreja siga siendo la mejor vía de comercialización, por algún punto hay que empezar.
Sinergia
Es muy poco habitual oír hablar de sinergia en el mundo de la traducción, pero como traductores debemos tener muchos contactos en muchas industrias relacionadas y no relacionadas con el mundo de la traducción. Por ejemplo, tendremos clientes que nos pedirán una maquetación. Lo que se tiene que saber es quién lo hace. La última cosa que debe decirse a un cliente es que algo no se puede hacer. En su lugar, se le puede decir que lo haremos y subcontratar el trabajo. Siempre y cuando el trabajo se realice y el cliente esté satisfecho, nos tendrá en cuenta. Pero si tenemos que decirle «no» al cliente con frecuencia, la posibilidad de que vuelva a nosotros será cada vez más remota.
Intenso deseo de aprender
Como se ha mencionado antes, nuestro sector está sujeto a cambios constantemente. En el mismo momento en que se lanza una nueva tecnología al mercado quedamos desfasados. Así que, cualquiera que desee afrontar una carrera profesional con éxito en el sector de la traducción, debe tener un intenso deseo de aprender. Si no nos gusta aprender, mejor olvidarse. Sin el deseo de aprender pronto nos quedaremos atrás frente a la competencia. Hoy no existe un mercado más competitivo (por no decir depredador [Isabel García Cutillas dixit]) que el de la traducción y, sobre todo, con la economía mundial tratando de recuperarse.
Pasión
La pasión por la traducción es una obligación intrínseca para todos los traductores. La pasión es aquello intangible que nos permite superar el día a día cuando todo lo demás de esta lista falla. Después de años de trabajo en el sector, la pasión es lo que nos permite levantarnos cada mañana emocionados por los nuevos retos de la jornada de trabajo. Sin pasión, la traducción puede convertirse rápidamente en algo vacío, carente de sentido.