Nota: el original de este artículo ha sido publicado en alemán por Giselle Chaumien en su excelente blog Ruesterweg y traducido y publicado en español con su autorización por un servidor.
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Estimado cliente,
me ha solicitado una traducción no remunerada porque lamentablemente ha agotado su presupuesto para el proyecto en curso y se le olvidó incluir los gastos de traducción. Además, ha dejado entrever que esto podría generar otros futuros pedidos de traducción, esta vez sí remunerados.
Me causa una gran satisfacción complacer su solicitud de traducción no remunerada para su empresa. Total, el texto no tiene más que 1527 palabras, una minucia. Para la traducción necesitaré una buena mañana, si todo va bien. O más, si se presentan dificultades.
Normalmente, estas 1527 palabras producirían unos ingresos de 250 euros – precio antes de impuestos, por supuesto – que me permitirían pagar mi comida para una quincena. Pero no se inquiete: repito que me causa una gran satisfacción proporcionarle este servicio, ya que comprendo perfectamente su situación.
No obstante, no he podido utilizar mi ordenador personal, ya que la agencia tributaria no entendería que utilizase los equipos de mi empresa para trabajos no remunerados. En consecuencia, no podría amortizar mi ordenador personal. Comprenderá Ud., por lo tanto, que haya realizado una traducción manuscrita.
Por el contrario, lo siguiente sí que constituye un verdadero problema. Dado que ya no utilizo la pluma habitualmente, tal como se comenta por ahí, mi escritura ha degenerado en gran medida y se ha vuelto prácticamente ilegible. Por el mismo motivo, el único papel del que dispongo es un viejo bloque de papel pijama amarillento con franjas verdes en formato DIN A3, como los que se usaban antes en los servicios informáticos para las impresoras de chorro de tinta. No es lo ideal para Ud., si lo que desea es escanear la traducción, pero es realmente lo único que tenía a mano en la oficina (he instaurado el principio de «cero papel» y ya no imprimo nada). A propósito, tendrá sin duda dificultad en descifrar mi estilo abreviado para ahorrar tiempo.
También he tenido que escribir con lápiz para poder eliminar ciertos párrafos tras su relectura.
Además, tampoco he podido emplear mis diccionarios – la mayoría de ellos informatizados en mi ordenador – ni la memoria de traducción (ya que es mi cliente desde hace muchos años), por el citado problema con la agencia tributaria. No siempre he podido recordar inmediatamente el término consagrado y como he tenido que trabajar sin diccionarios… Por supuesto, las búsquedas en Internet también estaban vetadas por los mismos motivos.
Me ha resultado imposible integrar el gráfico. Para facilitarle el trabajo, he dibujado un rectángulo en el lugar en el que debe integrarlo.
Desconozco dos de los términos específicos de su jerga empresarial. Pero como no dispongo de tarifa plana y su empresa está domiciliada en el extranjero, habría sido demasiado costoso llamarle para aclarar dichos términos.
Necesitaba Ud. esta traducción lo antes posible. He hecho todo lo posible para terminarla hoy. He introducido las hojas en un sobre que he franqueado. Le regalo los 70 céntimos del sello. Esperemos ahora que el correo entre Alemania y España, el país en el que radica su empresa, sea capaz de enviarlo lo más rápidamente posible. Según mi experiencia, una carta enviada desde Alemania tarda 4 o 5 días en llegar a España. Sé que en su empresa tendrá que aguardar a que su servicio de correo interno haya clasificado y repartido el correo; lo siento.
Con la esperanza de haberle podido ayudar, me complace saludarle muy atentamente
Su fiel traductora
(Todo mi agradecimiento a Markus Raab por la idea y a Susanne Schmidt-Wussow por la difusión de la información)
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©GWC Communications (http://www.gcw-communications.com/ www.ruesterweg.de ) Giselle Chaumien-Wettergauer – Avril 2013 – Honorarfreie übersetzung, aber gerne – ES.docx
Alejandra
4 julio, 2013 at 10:44
Jajaja, buenísimo. Esto me recuerda a cuando las editoriales pretendían que el recuento de word se hiciera sin espacios. Era para decirles que cómo no y enviarles la traducción sin espacios en blanco… 🙂
Un beso,
Alejandra
Pablo Bouvier
4 julio, 2013 at 11:14
Hola, Ale: ¡Gracias por visitar mi blog y comentar! Como no trabajo con el mundo editorial, aunque había oído campanas sobre eso de no retribuir los espacios en blanco, pensaba que era una leyenda, pero ya veo que no… 🙂
Besos,
Pablo.
agualicia
19 julio, 2013 at 18:21
¡Excelente!
Una sola palabra, tan solo una puede modificar un sinnúmero de situaciones, perjudicando a muchas personas de diferentes manera. Puede ser la vida de una persona, o más; modificaciones patrimoniales, etc. , etc. ¿y cuanto vale esa palabra?
Florencia
4 julio, 2013 at 13:02
Mi lema irónico respecto de las editoriales es «Los gastos del proveedor no se amortizan, SE REGALAN»
Pablo Bouvier
5 julio, 2013 at 23:14
Hola Florencia: ¡Muchas gracias por comentar! Un servidor no tiene inconveniente en hacer un regalo o concesión a algunos «buenos» clientes, siempre y cuando tal decisión dependa enteramente de mi voluntad y no de la de ellos.
construyendotraducciones
4 julio, 2013 at 16:33
Jajajaja, ¡bien hecho! Me ha encantado 🙂
Pablo Bouvier
4 julio, 2013 at 17:52
¿Sí, verdad? La respuesta resulta «sutilmente irónica»… 😉
Frank Pool
5 julio, 2013 at 4:23
eso me recuerda mi primer trabajo de traducción para un «amigo» … ya han pasado como 25 años y sigo esperando la paga…
Pablo Bouvier
5 julio, 2013 at 8:31
¿Y seguís siendo amigos…? 🙂
Fanny March
5 julio, 2013 at 22:10
¡Excelente! Un artículo perfecto. A mí también me recordó, igual que a Alejandra, a las editoriales.
Pablo Bouvier
5 julio, 2013 at 23:00
Hola Fanny: ¡Muchas gracias por pasarte por el blog y comentar! No puedo opinar sobre las editoriales, ya que no es mi mercado.
Creo que es lo mismo para cualquier cliente que solicite trabajos gratuitos o que ofrezca «zanahorias» (promesas de futuros trabajos que nunca se cumplen) a sus proveedores.. Como reza el pragmatismo anglosajón: Time is money…
luis1515cluis marrero
6 julio, 2013 at 3:03
Yo estoy completamente de acuerdo con lo que expresa Pat en esta carta. Nadie trabaja gratis y la simple razon de esto es que trabajamos para ser remunerados y asi cubrir los gastos de nuestro trabajo.
Felicidades
Pablo Bouvier
6 julio, 2013 at 11:53
¿Qué Pat? La autora del artículo original en alemán es una traductora llamada Giselle Chaumien…
O & M Freelance (@OyMFreelance)
7 julio, 2013 at 10:15
Me encanta. Comparto =)
Pablo Bouvier
7 julio, 2013 at 14:16
Encantado de que te encante y gracias por compartirlo. 🙂
khadija
10 julio, 2013 at 0:23
ha sido un placer leer su articulo 🙂